
Las última semanas estuvimos estudiando junto a los talmidim el concepto de "sabio".
Quién es sabio? Qué hace falta para ser sabio?
Para eso, recurrimos a una de las mayores fuentes de citas de todos los tiempos: Pirkei Avot, el Tratado de Principios.
Encontramos que Rabi Meir dice: "no prestes atención a la vasija sino a lo que contiene. Pues hay vasija nueva que contiene vino añejo, sin embargo hay otra vieja que ni siquiera vino nuevo contiene."
Entendimos que la sabiduría no es cuestión de edad. Tiene que ver con una capacidad mental que excede a los años de la persona.
"Ben Zomá dice: ¿Quién es sabio?, sólo aquéñ que aprende de todos sus semejantes; pues así está dicho (Salmos 119:99): "De todos los que me enseñaron, adquirí inteligencia, pues Tus mandamientos son mi conversación"."
Los chicos entendieron que las acciones del sabio son de afuera hacia adentro, y no de adentro hacia afuera. El sabio tiene la capacidad de escuchar, de leer, de absorver información, para después filtrarla y entender a D's y al mundo. No todo el que predica es sabio, ya que predicar, enseñar y transmitir son acciones "hacia afuera". Primero hay que interiorizarnos para después poder hablar.
Y finalmente, en el Capítulo V, el Pirket Avot nos habla sobre las siete características del sabio: "Hay siete cosas que caracterizan al hombre inculto, y otras siete que caracterizan al sabio. El sabio no habla en presencia de alguien que lo supera en sabiduría y en edad, jamás interrumpe a su compañero, no se apresura en la réplica. Sus preguntas concuerdan con el tema en discusión y sus respuestas se atienen a las reglas. Trata los asuentos según orden de aparición, reconoce su eventual ignorancia, y admite la verdad. La inversa de estas cualidades caracterizan al hombre inculto."
Lo primero que observaron los talmidim es que, a diferencia de lo que muchos creían, ninguna característica del sabio tiene que ver con que lee muchos libros, o escucha música clásica o ve sólo los noticieros. Tiene que ver con actitudes, con acciones que hacen a una persona de bien. Tiene que ver con el respeto, con la reflexión, con el sentido de ubicación, con entender las prioridades, con la humildad y la constante búsqueda de la verdad.
De eso se trata ser sabio